mundo paranormal
BOB
Andrés despertó asustado, pues supo lo que había pasado y la sangre se le bajó hasta los pies. El sonido de vidrios rompiéndose en la planta baja de la casa le destrozó los nervios. Por fin había entrado. Después de semanas de observarlo y acosarlo, la criatura finalmente decidió entrar. Las puertas del patio, hechas de vidrio, le daban toda la oportunidad de hacerlo.
El muchacho se quedó acostado en la cama, en la oscuridad solo iluminada por un poco de luz de luna que se metía por entre las cortinas. Escuchó a La Criatura para ver si ya estaba adentro, rezando por que todo estuviera en silencio. Pero el horroroso sonido del vidrio crujiendo bajo unos pies confirmó su más profundo terror: eso finalmente había conseguido meterse a su casa.
Al darse cuenta de ese terrible hecho, Andrés, temblando, agarró un bate de béisbol de titanio que tenía y con cuidado bajó a oscuras, decidido a enfrentarse a esa cosa de una vez por todas, deseando en secreto que eso volviera a correr en cuanto lo viera, como pasaba normalmente.
Así, se quedó parado al final de las escaleras, escuchando atentamente.
Al principio, todo lo que oía era el crujir del vidrio y luego, por primera vez, pudo escuchar a la criatura, jadeando como si su garganta estuviera tapada con flemas. La espantosa cosa gruño y chasqueó sus dientes, aproximándose lentamente a Andrés.
Al salir de la cocina, el ser ya no pisaba el vidrio, sino que caminaba muy silencioso y extrañamente mucho más ágil de lo que parecía, especialmente si se consideraba las formas tan torpes de escapar que había tenido en otras ocasiones. Andrés entonces supo lo que debía hacer. Agarró firmemente el bate y…se congeló, incapaz de moverse. Sabía que debía atacar, pero no podía. Sus dientes, sus ojos, su piel…
Era humano, pero no del todo.
La criatura ya se encontraba en la sala y muy cerca de él, pero Andrés estaba demasiado aterrado para moverse. A pesar de no tener brazos, este ser era la personificación del terror.
El muchacho solo permaneció parado, temblando. Escuchó al monstruo más y más cerca y el sonido asqueroso de su respiración parecía escucharse más fuerte en la completa oscuridad. Al estar tan cerca de él, Andrés supo que solo tenía una oportunidad de matarlo y no debía desperdiciarla.
